La parafina puede ser utilizada tanto en tratamientos fisioterapéuticos que tienen que ver con la recuperación o alivio del dolor en contracturas, rigidez articular, torceduras, entre otros, como para procedimientos de estética, donde actuará como un humectante natural, que en conjunto con la aplicación de calor, entregará suavidad a la piel.
Los pies y las manos por lo general, son las zonas más castigadas del cuerpo, pero un buen tratamiento con parafina puede devolverles la suavidad.
Después de un tratamiento de parafina la piel se siente muy suave e hidratada. Una vez que la pruebes podrás darte cuenta de inmediato.
Este tratamiento es muy sencillo y ayuda a humectar la piel a niveles profundos, aumentando el flujo sanguíneo ya que la capa de parafina, al estar húmeda, impide que la humedad se evapore y esta regresa a las capas profundas de la piel, ayudando así a rejuvenecerla.
La parafina puede obtenerse en tiendas de manualidades o tiendas de productos de estética. En los salones de belleza y spas cuentan con un aparato especial que se encarga de derretirla y mantenerla a la temperatura ideal, pero antes de inventarse estos aparatos la parafina se ponía a derretir a baño maría. Una vez que la parafina está derretida la temperatura tiene que ser caliente pero tolerable al tacto.
Contraindicantes
Los tratamientos son recomendables para todo tipo de piel. En la cara son solamente recomendados para uso profesional. La esteticista determina si las condiciones de la piel se beneficiarían con la parafina.
La Parafina no es recomendada para personas con diabetes, venas varicosas, cuando hay cortaduras o rajaduras en la piel.
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